viernes, 20 de julio de 2007

Sobre la libertad de expresión

El personal del Centro Cultural de España en Guatemala aprovecha este día (http://www.elpais.com/articulo/espana/Audiencia/prohibe/venta/ultimo/numero/Jueves/presunto/delito/injurias/Corona/elpepuesp/20070720elpepunac_15/Tes para, a título personal, reafirmar su compromiso con la libertad de expresión.
El fin último de nuestro trabajo, la cooperación al desarrollo a traves de la cultura, precisa de una absoluta libertad de pensamiento y difusión del mismo.
La censura, o el secuestro de medios de comunicación debido a la publicación de opiniones -más o menos afortunadas-basadas en la política, el humor o en la sátira ataca la esencia misma de la democracia y afecta a todos los miembros de una sociedad, erosionando el pacto civil que sustenta esta.
Y además, como publicó la revista La Codorniz después del enésimo secuestro por parte de la censura franquista:

“Bombín es a bombón como cojín es a equis. Nos importan tres equis que nos cierren la edición”

jueves, 12 de julio de 2007

Un libro sobre árboles: junto con el helado de limón y chocolate, una de las mejores combinaciones que se nos ocurren.

Reina un ambiente curioso en este su Centro: por un lado, nos encontramos más en familia aún si cabe, ya que la gestora cultural se ha ido de vacaciones y tras un primer momento de euforia (ya saben, robos de silla, repartición de objetos personales), no podemos por menos que notar su ausencia: quien como ella para atender al público y hacer boletines de prensa, suspiramos mientras nos afanamos en explicarle a un entusiasta señor que quiere casar a su hija en un "ambiente español" que no tenemos trajes de volantes y que, desgraciadamente, no bailamos sevillanas.

Pero lo que queríamos confesar es que estamos ilusionados. Bueno, en general nos movemos en un registro emotivo que oscila entre el optimismo moderado y el absoluto desenfreno imaginativo, pero de vez en cuando entramos en un curioso estado mezcla de satisfacción profesional y orgullo personal. El motivo de tanta felicidad es el libro que presentamos el día 28: "El bosque urbano. Guía de árboles de Ciudad de Guatemala" (un cierto sector, fanático de grupos como La Buena Vida o Le Mans se decantaba por El bosque improbable, pero se impuso un despiadado pragmatismo comunicativo).

Verán, como ya habrán adivinado -si tienen a mano la programación de los últimos meses- somos unos ardientes defensores de Ciudad de Guatemala. Admitimos que hacemos de la necesidad virtud: ya que vivimos en ella, pues parece una actitud inteligente optimizar los (aparentemente) escasos recursos que esta nos ofrece. En un principio fue una postura casi de rebeldía ante los designios del destino. Ahora -conmovedoramente- nos lo creemos de verdad.

Ciudad de Guatemala es evidentemente caótica, dolorosamente mal planificada, innegablemente insegura y frecuentemente desesperante. Pero también es dinámica y se estremece en un cambio constante. Ofrece oportunidades para crear cosas (y buena prueba de ello es la cada vez más activa vida cultural). Y, sobre todo, se puede vivir de muchas maneras: el encanto decadente de zona 1, con sus cines art-decó convertidos en iglesias evangélicas, bares recónditos y hermosos parques anclados entre el ruido y la humareda del tráfico; la tranquilidad congelada en el tiempo de zona 2, la curiosa amalgama de zona 4, o el modelo gringo de zona 10 o zona 14. Todo en cinco escasos kilómetros absolutamente por descubrir.

Es lo que pretendemos con el bosque urbano: queremos que salgan a la calle, recorriendo durante un par de horas las avenidas que habitualmente vemos desde el carro o la camioneta. Y que se sorprendan, como nosotros lo hemos hecho, descubriendo pequeños destellos de la Tacita de Plata que la ciudad fue, o que disfruten pensando en lo que podrá ser en un futuro próximo.
Y además con árboles, que son como la música: gusta a todo el mundo; no conocemos a nadie que no se quede impresionado al ver una buena ceiba, o que no se sienta invadido de una cierta tristeza cuando tiran una de ellas(caso claro: zona 10, enfrente de la Embajada de México. Pasen por delante y compruebenlo).

Los autores del libro son Alejandro Anzueto, polivalente biólogo con tendencia a la impasibilidad reclutado para la causa de entre nuestro público habitual y Gemma Gil, periodista elegante y sistemática de la cual nos declaramos admiradores rendidos. Y, como no, nuestra diseñadora, Lucía Menendez, que ha hecho un libro realmente bonito (y ha defendido epicamente las bondades del papel clorado sobre el reciclado, reduciendo incluso a la obedencia a un personaje tan legendariamente testarudo como nuestro director).

Lo dicho, el sábado 28 a las 12:30 lo presentamos, se lo regalamos y esperamos que lo disfruten tanto como nosotros. Que no ha sido poco, la verdad.

martes, 10 de julio de 2007

Metacultura en la red.

El Centro Cultural de España, o más bien aquella sección de su personal que, tras leer a Cioran, fue incapaz de superar los grandes eventos que terminaron con el siglo XX (más concretamente la caida del muro de Berlín y la disolución de los Bukis) tienen a gala dedicar gran parte de sus disminuidas energías intelectuales al monitoreo de la actividad cultural referida a Guatemala en la red; dicha actividad, siempre demandante, exige de una gran capacidad de discernimiento crítico y de una disponibilidad temporal cercana a las 16 horas diarias, requerimiento este último que, incomprensiblemente, despierta ciertos resquemores en la Dirección de la institución, anclada en una visión capitalista de la productividad laboral.

Así pues, con vistas a justificar nuestras investigaciones, hemos creido oportuno plasmar en este diario electrónico -claramente imprescindible para miles de usuarios y destinado, de manera indiscutible, a la gloria duradera- unos pequeños apuntes relacionados con la materia. Apuntes que, esperamos, contribuyan por una parte a demostrar que este mundo podría ser mucho peor y por otra, tampoco.

Empecemos esta breve disgresión, aprovechando que el CCE dedica su programación de Julio a lo Natural y Ecológico (bajo el ya muy comentado nombre de Julio Verde) a reflexionar sobre la naturaleza. Desde Fray Luís de León hasta Ricardo Arjona los mayores poetas en castellano no han podido por menos que reparar en el locus amoenus, placentero lugar de retiro y meditación conformado por verdes praderas, altos volcanes y extensos lagos.
No nos engañemos. Nosotros nos identificamos más con Oscar Wilde ("¿El campo?", respondió el insigne comediógrafo a una invitación para pasar un fin de semana en la campiña inglesa, "pero...¿no es ese lugar donde los animales están crudos?"), pero no podemos por menos que alegrarnos ante la constatación de que la tradición natural-idílica sigue en plena vigencia, al menos en nuestro país. Y si no, echen un vistazo:
http://www.youtube.com/watch?v=FZRb2NnP9lk

Oh, perfecta síntesis de los misterios del amor y las posibilidades del vídeo digital, por no hablar del delicioso playback y las intensas miradas que la protagonista nos dedica a nosotros, sujetos pasivos de una pulsión escópica dificilmente olvidable. Esto es Cultura, señores, y entonamos un mea culpa profundo y sentido por nuestra incapacidad de no haberlo intuido antes. Y es que, en el fondo, el mundo puede ser un lugar terrible: solo hace falta asomarse, de vez en cuando, a la red.