martes, 10 de julio de 2007

Metacultura en la red.

El Centro Cultural de España, o más bien aquella sección de su personal que, tras leer a Cioran, fue incapaz de superar los grandes eventos que terminaron con el siglo XX (más concretamente la caida del muro de Berlín y la disolución de los Bukis) tienen a gala dedicar gran parte de sus disminuidas energías intelectuales al monitoreo de la actividad cultural referida a Guatemala en la red; dicha actividad, siempre demandante, exige de una gran capacidad de discernimiento crítico y de una disponibilidad temporal cercana a las 16 horas diarias, requerimiento este último que, incomprensiblemente, despierta ciertos resquemores en la Dirección de la institución, anclada en una visión capitalista de la productividad laboral.

Así pues, con vistas a justificar nuestras investigaciones, hemos creido oportuno plasmar en este diario electrónico -claramente imprescindible para miles de usuarios y destinado, de manera indiscutible, a la gloria duradera- unos pequeños apuntes relacionados con la materia. Apuntes que, esperamos, contribuyan por una parte a demostrar que este mundo podría ser mucho peor y por otra, tampoco.

Empecemos esta breve disgresión, aprovechando que el CCE dedica su programación de Julio a lo Natural y Ecológico (bajo el ya muy comentado nombre de Julio Verde) a reflexionar sobre la naturaleza. Desde Fray Luís de León hasta Ricardo Arjona los mayores poetas en castellano no han podido por menos que reparar en el locus amoenus, placentero lugar de retiro y meditación conformado por verdes praderas, altos volcanes y extensos lagos.
No nos engañemos. Nosotros nos identificamos más con Oscar Wilde ("¿El campo?", respondió el insigne comediógrafo a una invitación para pasar un fin de semana en la campiña inglesa, "pero...¿no es ese lugar donde los animales están crudos?"), pero no podemos por menos que alegrarnos ante la constatación de que la tradición natural-idílica sigue en plena vigencia, al menos en nuestro país. Y si no, echen un vistazo:
http://www.youtube.com/watch?v=FZRb2NnP9lk

Oh, perfecta síntesis de los misterios del amor y las posibilidades del vídeo digital, por no hablar del delicioso playback y las intensas miradas que la protagonista nos dedica a nosotros, sujetos pasivos de una pulsión escópica dificilmente olvidable. Esto es Cultura, señores, y entonamos un mea culpa profundo y sentido por nuestra incapacidad de no haberlo intuido antes. Y es que, en el fondo, el mundo puede ser un lugar terrible: solo hace falta asomarse, de vez en cuando, a la red.